sábado, 29 de mayo de 2010

Hermoso dia...


Y de sus cuellos colgaban cruces…


Ausencia, sudestadas, caminos poblados de fieras, espinados e infinitos… hombres que juegan a decir la verdad entre bocanadas de humo, sirenas que no cantan, bandada de pájaros, la palabra ‘princesa’ en el t-shirt de una puta, un ringtone de los Simpson, manos que se estrechan, miradas como flechas que se clavan en talones de Aquiles, espejos inquisidores, un cementerio, un jardín, un maricón me mira y se lame el labio superior, sonrío y le lanzo un beso mientras Kurt Cobain me grita al oído que se odia a sí mismo y quiere morir, una niña semidesnuda, un perro, un minuto que se esfuma ante la indiferencia del mundo, el cielo se nubla, amenaza con llover…

El creyente, el ateo, el socialista, el emprendedor, el fan de Eminem, el amet, el fortachón, el borracho, el que nada tiene que perder, el que dibuja en el aire, el extranjero que lo perdió todo, el haitiano que vende skim-ice cuya familia yace putrefacta bajo escombros, la mujer embarazada, el caballo muerto, un libro de autoayuda bajo el brazo de alguien, Nelson da un puñetazo a Bart, Fellini, Kubrick, Tarantino, el maldito David Lynch, la perra de Isabela Rossellini en terciopelo azul…

El suicida que llora, el examen de economía, el capitalismo salvaje, la personalidad del hombre reducida a un maldito perfil de Facebook, el que duerme en un banco, el que lee la biblia, el analfabeto, el que se cree libre y no es mas que un esclavo, el prestidigitador, el artista arruinado, la rosa eterna que enamora el alma…

El moralista, la monja, el inversionista, el diputado, los tatuajes de Sean Penn en Mystic River, el túnel de la 27, la canción que no logro sacar de mi mente, las murallas de Troya, el maldito amor, esta obra mal montada a la que llaman sociedad.

La soledad sobrevuela mis abismos, tiene grandes alas…

siempre es lo mismo, el mismo caminar hacia la nada, los mismos Simones de Cirene, las mismas cruces, los mismos desiertos, el mismo canto de cigarras, las cortinas que esconden oscuras intenciones, los tacones rojos, esos malditos tacones…

Cierta mano invisible ha rasgado las velas de mi barco, ya no importa si el viento sopla… ya no importa nada.

Voy a beber extra viejo y a fumar un mentolado.

Edward (que mierda de sociedad)

2 comentarios:

Iconoclasta dijo...

Un increíble y duro repaso a lo cotidiano, a lo mismo de cada día.
La misma gota de sudor que irrita el ojo y da el aspecto del llanto.
Del llanto insano, psicótico.
Es un placer leerte y saludarte, mi apreciado amigo.
Un abrazo, Edward.
Buen sexo.

Edward Padilla dijo...

un honor contar con tu presencia por aqui iconoclasta, gracias por acudir a mi llamado.