jueves, 15 de diciembre de 2011

Cóncavos y convexos












...El universo nace en un instante
En la cabeza de un soñador suicida
Se moja con lágrimas el papel

Y una canción de aurora que seduce
Resuena en su interior

A puertas cerradas se concibe la luz
Un vagabundo la reclama para sí
Y es lapidado por enfermos y locos


Oh invisibilidad!
Oh cuerdas que nos atan

Poco a poco se difumina el gris del instinto
Se va rindiendo ante la maldita lucidez

Huesos que crujen
Telarañas, otoños enfermizos
Desvaríos de poeta

Notas cortas cual monosilabos
La sed de la serpiente
Un horizonte intemporal que habita
El espacio vacío que queda
Entre el siempre y el nunca
El círculo que se cree absoluto
El caprichoso vacío que lo desmiente
La mentira cruel del viento
Que nos promete horizontes lejanos
La añoranza que arde en una hoguera
La que es aprisionada en cuadernos
La que se enamora del humo de mi cigarro
Y me abandona a mi suerte
El saxofonista miserable que quiso vender su alma
Y descubrió que tal cosa no existe
El querer borrarlo todo
La historia, la luz de luna, el porvenir

Adaptarnos a la luz
Cuando empezabamos a amar la oscuridad
Dibujar bocetos de nuevas existencias
Descubrir que tus cóncavos son mis convexos

Y alejarme en silencio hacia la muerte

Edward.

martes, 13 de diciembre de 2011

ACTO XII: Revelación del Anticosmos.

Soy un verso fatídico, una cadena de vida que se rompió antes de ser unida, un electrón suelto en un cerebro muerto, una constelación naciente dentro de un hoyo negro, todo lo posible e imposible vivido en una muerte segura.

Toda disipación de una razón constante, una exposición de lo obtuso tratando de ser moldeado, metales preciosos ensuciados con pieles frías de igual volumen, tubos de ensayo buscando explicaciones a pensamientos donde nadie mas que el infinito pueden dar una respuesta.

Soy aquello que murió y vive encerrado en cada suspiro, no soy aire pero me sientes en cada lugar, espacio y deseo... Soy todo lo que nunca tuviste y no podrás alcanzar, la erupción de un volcán, las cenizas del fuego azul.

La experimentación de la carne cuando conoce un sentimiento, la luz tenue que puede ver al despertar, el beso en la frente de unos labios resecos, la maldad que puedes profesarme la convertí en agua y con ella limpie mis heridas...

Yo soy yo, basado en las circunstancias, el maldito que puede hacerte reir y luego llorar, el que puede construir un universo y destruirlo con el chasquido de mis dedos.

Yo soy, todo al mismo tiempo que la nada... Pero se que soy algo... Yo.

Oh dulce olvido

Oh dulce olvido!
como duelen las heridas
y averguenzan las cicatrices...

No te escondas mas.


Edward