lunes, 15 de agosto de 2016

La Caida

Se desvaneció el orden, aquel yugo que los humanos dominados llaman democracia se hizo una tiranía, lamentablemente una tiranía silente, donde nadie sabía lo que estaba pasando, de hecho nadie sabía quien estaba gobernando, las cabezas del gabinete no sabían que botón pulsar y hacer algo que realmente sea beneficioso tanto para ellos como para la situación que estaban viviendo, fue algo bastante confuso en realidad, los ciudadanos de aquella pequeña ciudad no sabían lo que estaban viviendo, la insubordinación combinada con orgullo y algunas pizcas de desinterés general solo hacían de la situación actual hacerse más tensa, realmente a ninguna de las dos partes le importaba lo que estaba pasando o al menos eso creían las partes, solo sabían del caos que les provocaba no tener a quien seguir, no tener un norte, no tener un rey o simplemente un pendejo que diera las ordenes, se volviendo emocionalmente liliputienses, se olvidaron de vivir porque ya vivían para alguien o para un sistema establecido de forma tan perfecta que con videos y unas que otras comidas se sentían a gusto, humanos moldeables, se olvidaron que al origen del régimen, algún tiempo atrás siempre sonreían, olvidaron, como todo ser humano que transgrede una fase…

Se olvidaron de que aquel gobierno que comenzó en aquella sucia pared luego de comprar galletas, se desvaneció como aquel libro que se prestó como el inicio de algo grande, ni siquiera nuestro amado Zaratustra pudo prevenir este desenlace hablando a la gleba con tanto furor, ni  con todas las ofrendas de miel que quiera darle al creador podía solucionar su vacio, se volvió lagrimas, se volvió humo, como aquel cigarro que me viste fumar mientras me decías que es sexy verme fumar, se esfumo como los deseos de hacerte mía mas de una vez dentro de las políticas que implicaba este contrato, no pude hacer marañas de mis dominios, no pude ser mas yo, porque no me dejaste ejecutar mis decretos cuando era necesario, no pude ser yo cuando realmente quise poner una corona en tu cabello y hacerte sentir más que aquellos ratos cuando querías compañía, no pude ser el Aquiles que atara tu talón mas del tiempo necesario, no pude ser ese caballo de Troya que se infiltrara sin ser percibido en tus pensamientos, me valió un gobierno darme cuenta que nada de esto importaría porque a ti nunca te llego a importar ser parte de esto, siempre fue un sentimiento ajeno a lo que a ti te convenía, como todo gobierno déspota destinado a caer, me duele el hecho de que desgarre mi gabinete para hacerte ley marcial, hasta toques de queda establecí solo por verte sonreír, ejecute en el paredón a todos y cada uno de mis atávicos deseos, a cada uno de mis instintos animales, a cada uno de mis demonios, hice cenizas mi trono para cederte a ti todo cuanto pude, destruí todo mi sistema para no ser degradado en una plaza llena de leones, volví a los inicios de aquella Roma invicta, donde los coros en el coliseo eran la sensación, deje que varios leones de mi apellido rugieran por encima de lo que quería, deje que todos pasaran por encima de mí, solo porque tu siguieras en mi pedestal de prioridades, pero para qué? Si al final de la jordana solo te paras frente a mí con esa mirada tan hiriente, como aquella lanza que atraviesa el corazón de cualquier guerrero en batalla, como que nada te valiera la pena, como que nada esta a tu altura, es cierto, nada lo está, porque estas demasiado bajo, no llegue a ser la punta de la cadena alimenticia para que un ser sangrante tome ventaja sobre mi dolor, mi dolor humano y silente es mío, solo mío, mi cáncer es autoproclamado y mi ausencia es solo de mi autoridad, te amo, pero en ese mismo nivel me desprecio, por amar y no ser amado o por lo menos ser notificado…

Se me olvida respirar mientras trato de pensar en lo que pudo ser, en lo que pudo desatar poner un anillo en aquellos dedos pero todo estará bien, no te pares frente a mí con esa mirada tan hiriente, pero tendría que llorar por ti y me rio como un loco, tendría que llorar por ti y no tengo ni una lagrima porque es una tarde gris y ya empezó a caer el aguacero aquel que nunca te trajo a mí y como se mojo lo que sentía por ti, sigo viendo por las cunetas mis sentimientos y mis sufrimientos milagrosamente se van alejando , has tirado nuestro gobierno por la ventana mientras me bastaba con un poco de tu amor y aquí estoy devanando mi cerebro buscando la manera de decirte adiós… maldito y masoquista gobierno, maldito y necesario sentimiento de sentirse querido, maldito sentimiento de sentir que le importas a alguien, maldito sea todo esto, maldito sea yo por pensar que este gobierno se puede mantener...


No hay comentarios: